Era de Lucho. Otra vez. Y por eso se notaban las caras de resignación del público presente (hubo mucha gente viendo, pero pocos jugando), que descreen de las hegemonías de los más fuertes (y en este caso, también de los más grandes). Pero Lucho hacía caso omiso a tanta mala onda y seguía ganando manos de manera imperturbable. Un ejemplo: la mano que definió quienes serían los finalistas, no sólo dejó a un competidor afuera si no que también lo hizo tambalear al Tecla, hasta dejarlo casi groggy.
Por eso la final entre un tipo de más de 200 fichas y otro que a duras penas llegaba a 15, practicamente parecía que no tenía razón de ser. Sobre todo cuando Lucho, al rato, apenas necesitaba de cualquier carta del mazo para ganar un nuevo torneo, con excepción de uno de los dos 2 que quedaban (los restantes estaban en la mesa), que le daban el full al Tecla. El grandote levantaba las manos y se mofabade los terceros, saboreando una nueva conquista...
... hasta que salió el 2! Y esa simple carta revitalizó al Tecla, le dio una nueva vida. Para colmo de males a la mano siguiente se presentó la misma situación, es decir todas las catas a favor de Rafa menos el 10. ¡Y otra vez salió el 10!
A partir de allí todo fue a pedir del ex-orejón, quien como una tromba liquidó el pleito de manera insólita teniendo en cuenta sus antecedentes en la materia carácter.
la cara de la derrota
A ver, no es que no se pueda perder una final así, porque en el poker mandan las cartas y ellas son las que tienen la última palabra. Pero que te lo gane el Pollo a pura mano temperamental se acepta. O que te lo gane Turquito gracias a su frío análisis de las matemáticas, también se acepta. Pero que te lo gane el Tecla a puro huevo, NO EXISTE. Es como ir a Uruguay a jugar al fútbol y que te ganen por la altura.
Del resto, carta abierta a la organización: que eso no haya sido un masters series, porque la FPVN está en peligro de extinción si no. Pocos participantes (5 en total), inicio tarde e imprevisto, muchas ausencias (Cole, piojo noviando; Turquito haciendo de las suyas en Bahrein; Guillote con la granate (?); Juampi llegando para juntar las fichas, etc), jugadores afiliados presentes que no jugaron (Braca). En fin, un mamarracho.
Sólo salvó la noche la espectacular final, única por un hecho irrepetible. ¿Qué alguien la gane casi sin fichas al empezar? No, que Pablo gane gracias a su temple. Rafa, por su tamaño y por el frío que mostró el último viernes, me representó por un momento el sentimiento de los turistas que viajan al sur y se topan con el glaciar perito moreno.