miércoles, 21 de mayo de 2008

En casa mando yo

"¿Justo contra el Tecla es la final (?)?"


Ah, que vivo. Vos actualizas esta página, que hasta hoy tenía menos movimiento que Stephen Hawking, cuando ganás. Y, si, que quieren que les diga. Puede sonar triunfalista, pero después de lo del viernes me volvieron las ganas de escribir acerca del mundo de los corazones, las picas y los tréboles.
No, escribiendo en serio, la idea de reflotar esta humilde web venía de mucho antes de que el par de 7 coronaran al vencedor de la noche. Y ahora, sin facultad de por medio, voy a intentar darle a los torneos de los viernes la cobertura que se merecen.
Comencemos con las ausencias: Pocas, en comparación con otras oportunidades. Pollo noviando, Cole noviando, Guillote... huyendo despavorido para no sufrir otro escrache como el del primer torneo del año. El Colombia se iba a presentar, en lo que seguramente se convertiría en una de sus últimas participaciones (¿o la última?), pero la llegada de su progenitora le complicó la existencia. Será entonces el de este viernes o no será nunca... hasta el 2009, cuando rompamos las playas cafeteras.
Pero ese es otro cantar. Volvamos a la mesa. Probablemente la ausencia del Pollo decantó en una mesa más tranquila, sin tanto "all in" voraz. De ahí que muchos participantes hayan aguantado unas cuantas horas y que hubiese pocos reenganches. Sin embargo, lo que no tuvo de suculento el pozo si lo tuvo la lucha por el predominio de la mesa, con mucho liderazgo cambiante y manos para el recuerdo.
Braca ganó la primera mano y profetizó: "Hoy no vengo a tomar porque vengo a ganar". Lo que se olvidaba el clon del delantero ex-Boca y Los Andes es que nunca hubo un ganador que no haya jugado sus últimas manos bajo el influjo del etílico elixir de los dioses. Hubiese sentado una (peligrosa) jurisprudencia de haber logrado máximo lauro sin probar gota de alcohol alguna. Hubiese, digo, porque la realidad es que las cartas son sabias y lo despacharon poco tiempo después. Braca, entonces, el primer expulsado de la mesa.
Siguiendo por el resto, Turquito lo de siempre. Mucho amague, algo de humo (se nota una tibia impronta carusista en su juego), una mano para el recuerdo y despues lo de siempre, pinchazón a la ilusión y a casa con las manos vacías luego de un par de manos devastadoras. Rafa sintió jugar en terreno hostil y lentamente va confirmando una presunción: su estrella de año nuevo -que le permitió alcanzar la punta de la tabla general- se está apagando. Y guarda que si cae semejante gigante, hay terremoto. Javito es como el Lyon en la Champions. Juega lindo, despierta simpatías, ilusiona con resultados favorables... pero al momento de los bollos hace sopa. Como Pure Bravebury. Dime que caballo tienes y te iré como juegas al poker (?).
Líneas aparte merece que le dedique al Nene. Entonado por dos inéditas victorias al buscaminas, amagó con tomarse revancha del torneo de Maestros de diciembre pasado. Nada más alejado de la realidad. Fracaso absoluto. La única mano que tenía ganada... se le quebró (?).
Dejé para el final pronunciarme respecto de dos históricos, grndes animadores de este nueva temporada de póker: Juampi y el Tecla. Lo del primero no tiene nombre. Prácticamente siendo el jugador más fuerte de la mesa la última hora, intentó de manera infructuosa liquidar a las 15 o 20 fichas promedio que defendía el Tecla en la semifinal. No sólo no lo logró eliminar al jugador del año 2007 -un tipo que en esto de sobrevivir con nada sabe y mucho; pregúntenle a Rafa por su experiencia en la ex-casa de Drigo-, si no que en un descuido sufrió una dolorosa acomodada por atrás gracias a un insólito 8 (única carta que lo eliminaba) que lo dejó sin final y sin puntos para la carrera. "Era mío, era mío", repetía frustrado y a más de uno nos hizo acordar al Pato Silva llorando cuando Traverso lo desacomodó en el aúltima vuelta de una carrera de TC en San Luis (?).
Finalmente llegó el momento de la final en el que el Tecla quiso apelar a su estirpe de ganador heroico, intentando repetir esa mano para los anales del póker en la que un 8 y un 9 de diamantes liquidaron a un par de ases con un color ya servido desde el flop. Jugando a las "cartas", como se dice cuando se apuesta con los ojos cerrados a que la suerte dirima, ganó varias pulseadas que a priori eran netamente desfavorables. Pero el local (o sea, yo (?) ) hizo pesar la inexpugnabilidad de su bastión y no se dejó toquetear en casa como sí lo hizo su contrincante, allá por los finales del año pasado. Como dije anteriormente, un pobre par de sietes definió el pleito y a pensar en ´la próxima partida: los plazos de preparación para el primer grand slam del año se achican a pasos agigantados.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nooo. Siempre me banqué lo que se escribió de mí acá o en el blog de Rocamora, pero no puedo tolerar que se me asocie con el Vende Humo Mayor (con mayúsculas).

Otra cosa, que el administrador del fondo rinda cuentas.

Abrazo a todos

Martín